Elvira Roca Barea
Espasa
Soy admiradora de Elvira Roca Barea, colega que ha demostrado
independencia de criterio frente a la presión de nuestra auto leyenda negra. Leí
que la Imperiofobia, aunque me costó un poco, y después me gustó mucho su Fracasología.
Las brujas y el Inquisidor no es propiamente una novela, sino
un ensayo con formas narrativas en el que toma un asunto como modelo de la
tesis que propone. Las brujas de Zugarramurdi fue un caso escandaloso que se dio
en la alta Navarra a comienzos del XVII.
Roca Barea novela el caso del Inquisidor encargado, Alonso de
Salazar, que intenta imponer el sentido común y razonar ante la histeria
colectiva y la credulidad de las propias autoridades.
El inquisidor en un principio fracasa en su intento de evitar
un auto de fe. Sin embargo, sus propuestas triunfarán a la larga, y se
convierten en el criterio oficial ante casos similares. De esta forma impiden
que en España se produzcan las cacerías de brujas y hechiceros que abundaron en
otros países europeos, precisamente los que más cargaron después contra la
Inquisición española.
La autora se detiene morosamente en la descripción de
personajes y escenas, y muestra sus grandes conocimientos de historia y costumbres.
Pero con buen criterio y mejor gusto no se para en describir las absurdas
escenas de brujerías demoniacas, que otros describen con horror y delectación.
El protagonista, hombre razonable y silencioso, no quiere contribuir a este
despropósito.
Como novela diría que es algo incompleta, pero como relato de
un hecho histórico y sus causas resulta apasionante .Además es de admirar que
alguien se salga del consenso antiespañol.